viernes, 11 de septiembre de 2009

Al fin reconocemos nuestro presente y pasado Indigena en Uruguay

Se aprobó con una mayoria abrumadora en la Cámara de Senadores del Parlamento uruguayo el proyecto de ley que declara al 11 de abril "Día de la Nacion Charrúa y la Identidad Indígena". La lucha por lograr esto tiene varios años.Solamente 3 senadores se opusieron.
El proyecto fue presentado ante el Parlamento por el Representante por Montevideo Prof. Edgardo Ortuño y el Representante por Artigas Sr. Carlos Maseda del Frente Amplio. El Senador Hierro López del Partido Colorado se puso en contra del proyecto e incluso defendió el genocidio perpetrado por el Presidente Rivera (fundador de su partido). Los integrantes del Partido Nacional apoyaron el proyecto pero no les gustó el nombre "Nacion Charrúa" porque segun ellos no era una nacion y la única nación que hay es la uruguaya.

Nota: Foto tomada el 11 de abril de 2009 en el Pabellón Indigena Afrodescendiente. Exposición Criolla del Prado. Comunidad Charrúa Bascuadé-Inchalá. (fotografo Lic. Javier)


La defenza que hizo Gargano era que todos teníamos en distinto grado sangre indígena y que había que reconocer al heroico pueblo que siguió hasta el final al prócer de la Patria, Artigas. La Senadora Percovich del Frente Amplio en su defenza del proyecto fue la única que utilizó la palabra "Pueblos Originarios" el resto, tanto los que defendian como los que estaban en contra, decian "Indios". !Todos los Charrúas a festejar!

La fecha en cuestión, que coincide con la matanza de los charrúas en Salsipuedes, ocurrida en el año 1831, levantó polvareda entre los legisladores colorados, que se opusieron de forma unánime.

"Aparece un afán panfletario por construir una leyenda negra sobre el mayor caudillo de los tiempos fundacionales", dijo el diputado Tabaré Hackenbruch sobre Fructuoso Rivera, en su oposición a la iniciativa del oficialista Edgardo Ortuño.

"Tratar de reducir la contingencia de los charrúas a Salsipuedes", agregó, "puede llegar a involucrar un solapado intento de ideologizar y partidizar una confrontación que se retrotrae a 300 años".

El proyecto también propone que el Poder Ejecutivo y la Anep dispongan "la ejecución o coordinación de acciones públicas que fomenten la informalización y sensibilización de la ciudadanía sobre lo sucedido en Salsipuedes, los hechos históricos relacionados a la nación charrúa y el aporte indígena a la identidad nacional".

"Tratar Salsipuedes fuera de contexto sería una muestra de particular saña contra don Fructuoso Rivera", dijo Hackenbruch. Reivindicó que los choques entre la sociedad hispana y las tribus charrúas existían desde tiempos coloniales, y que no existió una intención genocida porque murieron 40 en una población de 300".

El representante Nacional Prof.Edgardo Ortuño señaló: "el reconocimiento sobre el aporte de la presencia indígena en la conformación nacional" y "el conocimiento sobre la verdad histórica sobre la suerte de los charrúas" constituyen actos de "justicia impostergable".

Los descendientes de los africanos que llegaron a esta tierra como esclavos levantamos nuestra copa y brindamos por un logro de todos, el reconocimiento a los verdaderos dueños de esta tierra. Al final nos quitamos el velo que nos impedia ver la diversidad etnica y cultural de Uruguay

Adjuntamos el texto de la ley:

Artículo 1º.- Declárase a nivel nacional el día once de abril de cada año "Día de la
Resistencia de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena".

Artículo 2º. (Acciones públicas conmemorativas).- En esa fecha, el Poder Ejecutivo y
la Administración Nacional de Educación Pública dispondrán la ejecución y/o coordinación de acciones públicas que fomenten la información y sensibilización de la ciudadanía sobre los hechos históricos relacionados a la Nación Charrúa y sobre el aporte indígena a la identidad nacional.

Montevideo, 2 de abril de 2008.

EDGARDO ORTUÑO
Representante por Montevideo
CARLOS MASEDA
Representante por Artigas

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

La Nación Charrúa habitaba estas tierras desde mucho antes que los europeos arribaran a sus costas. Fueron soberanos de las mismas y sus naturales defensores. Los documentos históricos los registran luchando alternativamente contra el imperio español, el inglés, el portugués y el brasileño; regando generosamente su sangre por toda esta tierra, en defensa de su dignidad e independencia.

Traicionados y destruidos como grupo étnico y social independiente, debieron integrarse a
familias no indígenas, fueron obligados a evangelizarse, impedidos de hablar sus lenguas, de regresar a sus lugares de origen, así como de toda posibilidad de reagrupamiento y, por lo tanto, de trato con sus connacionales.

De esa forma se perdieron los hábitos, los rasgos y las facetas culturales que los distinguían. Nuestros pueblos originarios no manejaron los conceptos de propiedad ni de robo, estas nociones fueron importadas de la cultura europea por parte del propio colonizador. El sistema de vida que practicaban era el comunitario antiguo, un sistema humanista donde la propiedad resulta un bien común frente al cual todos los integrantes resultan iguales y gozan de los mismos derechos.

La horizontalidad y el respeto a la palabra empeñada fueron valores básicos que nos legaron. Abiertos, amables, solidarios con los europeos, aun en situaciones de extrema precariedad, les brindaron agua y alimentos sin pedir retribuciones a cambio. Al respecto, existen documentos testimoniales recogidos en obras de historiadores como Eduardo F. Acosta y Lara, Serafín Cordero, Aníbal Barrios Pintos, entre otros.

El cese de la amistad entre indígenas y europeos es atribuible a los intereses económicos y políticos de los españoles de la época, incapaces de un trato respetuoso, de advertir y de valorar la diversidad cultural que caracterizaba a los pobladores de estas tierras. Enceguecidos por sus ansias de poder y de riqueza, no tuvieron en cuenta la soberanía que
implica miles de años de posicionamiento de estas tierras: un derecho tan natural como legítimo, emprendiendo a sangre y fuego con fines de conquista y colonización.

Durante 300 años, la Nación Charrúa resistió heroicamente en defensa de lo que consideraban los mayores patrimonios: su tierra y su libertad. Al cabo de tantos años de lucha y cuando todo parecía perdido, surge la figura inmensa del Padre de la Patria, José Gervasio Artigas, con ella renace también la esperanza indígena. Aliados al prócer en la lucha por la independencia, el charrúa fue decisivo por sus condiciones de absoluta entrega, valentía y dignidad. Derrotado militarmente el proyecto Artiguista, el indígena traicionado quedó nuevamente a merced de sus nuevos verdugos. Diezmados por las continuas matanzas, por las sucesivas guerras, despojados de sus hogares y tierras; consideradas sus mujeres y familias como botines de guerra, se los encuentra marginados y establecidos en un lugar, cuya ubicación en nada podía entrañar un riesgo a la seguridad del estado.
En estreno de un orden constitucional y en plena consagración de derechos fundamentales
que los reconocía y protegía, el propio Presidente de la República, que los había contado
como aliados en las campañas independentistas, los convoca engañosamente a su nueva causa.
Otra vez, como siempre, cumplieron la palabra comprometida y acudieron a la convocatoria,
sin imaginar que este compromiso significaría su propia aniquilación.

El 11 de abril de 1831, en la emboscada de Salsipuedes, pensada y llevada a cabo por el
propio Presidente, se produce entonces el Genocidio del Pueblo Charrúa. A 177 años de Salsipuedes, este proyecto pretende constituirse en un mero acto de justicia y reconocimiento a la Nación cuya esencia nos identifica como uruguayos en el mundo.

La Nación Charrúa merece el homenaje impostergable y la gratitud de nuestra sociedad por la sangre que generosamente derramó en defensa de esta tierra así como de la causa artiguista, por su invalorable legado de solidaridad comunitaria y de una indoblegable rebeldía, característica que hoy invocamos los orientales, sintetizada en la noción de "Sangre Charrúa". El reconocimiento del aporte y la presencia indígena en el proceso de nuestra conformación nacional, y el conocimiento de la verdad histórica sobre la suerte que corrieron en nuestra tierra, además de un acto de justicia y reconocimiento impostergable, supone una contribución fundamental al fortalecimiento de la identidad nacional en el reconocimiento de la diversidad de aportes que la enriquecen, y conforman la esencia de nuestro pueblo y su cultura.

Diversos actores sociales, académicos y políticos, se han pronunciado desde larga data sobre la necesidad y justicia de un reconocimiento oficial como el que hoy promovemos. En ese sentido, merece una significación especial el impulso y aporte del Consejo de la Nación Charrúa, en particular del Grupo Sepé (Montevideo), Grupo Guyunusa (Tacuarembó), Comunidad Charrúa Bascuadé-Inchalá (Montevideo), Grupo Berá (Paso de los Toros), Grupo Piri (Tarariras), Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa (Montevideo), pioneros y protagonistas fundamentales para que esta iniciativa parlamentaria pudiera concretarse.

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